La charca es un libro salvaje. En realidad, es la voz libre de un ser humano que se considera a sí mismo como un animal. En plena pandemia decide vivir solo en el campo y construir una charca donde embarrarse. Esa desnudez, ese contacto del cuerpo con el agua, la tierra, el sol o la lluvia, esa forma de vivirse como un animal más, actúa como una especie de sortilegio, una limpieza de la falsa cultura que termina por castrar. La belleza de las plantas se mezcla con el fango y los bichos. No es necesario pensar en una distopía futura. La distopía ya está aquí.
El personaje de La charca está dispuesto a verlo todo tal cual es, a no disfrazar las causas del fin de nuestra especie en cambios climáticos por un mal uso de los recursos. Las causas están en los sentimientos de cada humano, en el odio, en la avaricia o en la lujuria. La charca es el fin de lo bucólico pero también el fin de la distopía. La mirada de alguien que ya no tiene nada que perder sobre cada ser vivo y el recuerdo de la cultura que ha quedado atrás. La presentación será el día 22 de octubre, en el Ateneo de Madrid, en el marco del día mundial contra el Cambio Climático.